Una investigación publicada en el Journal of Neuroscience demuestra que incluso un breve periodo de 30 minutos de hipoxia es suficiente para alterar de forma persistente la estructura y la función de la región del cerebro conocida como hipocampo, que es vital para el aprendizaje y la memoria.
«Nuestros hallazgos plantean nuevas preocupaciones sobre la vulnerabilidad del cerebro prematuro a la hipoxia. Son preocupantes por el impacto a largo plazo que la privación de oxígeno puede tener en la capacidad de aprendizaje de estos bebés prematuros cuando llegan a la edad escolar y a la adulta», dijo el investigador principal del estudio, Stephen Back, M.D., Ph.D., Clyde and Elda Munson Professor of Pediatric Research and Pediatrics, OHSU School of Medicine, OHSU Doernbecher Children’s Hospital.
En la unidad de cuidados intensivos neonatales, los bebés prematuros pueden experimentar hasta 600 cortos pero impactantes períodos de hipoxia cada semana. En consecuencia, es probable que más de un tercio de los bebés que sobreviven al nacimiento prematuro tengan cerebros más pequeños, presumiblemente debido a la pérdida de células cerebrales, en comparación con los cerebros de los bebés a término. Esto puede aumentar el riesgo de que se produzcan importantes problemas de neurodesarrollo a lo largo de la vida que afectarán al aprendizaje, la memoria, la atención y el comportamiento.
Utilizando un modelo de oveja fetal gemelar prematura, Back y sus colegas estudiaron el impacto tanto de la hipoxia sola como en combinación con la isquemia -o flujo sanguíneo insuficiente- en el hipocampo en desarrollo. Los resultados confirman que, de forma similar a los supervivientes prematuros humanos, el crecimiento del hipocampo se ve afectado. Sin embargo, las células cerebrales no mueren como se creía anteriormente. Más bien, las células del hipocampo no maduran con normalidad, lo que provoca una reducción de la potenciación a largo plazo, o la base celular de cómo aprende el cerebro.
Notablemente, la gravedad de la hipoxia predijo el grado en que las células del hipocampo no maduraron con normalidad, explica Back. Estos hallazgos son tanto más inesperados cuanto que no se apreciaba que el hipocampo prematuro fuera ya capaz de estos procesos de aprendizaje.