7 maneras de practicar el desapego

Nuestra necesidad humanista de controlar, de estar apegados a una necesidad específica, a un anhelo o a un resultado, nos lleva a vivir en una perspectiva basada en el miedo que causa mucho sufrimiento en forma de estrés, preocupación e ira/frustración. Este control también incluye requisitos que creemos que deben cumplirse para producir una vida «feliz». Considera esta cura: el desapego. Hay una verdad universal que algunos han descubierto; para adquirir algo, digamos la felicidad, tienes que renunciar a tu apego a tenerlo.

¿Qué?

Esto no significa desprenderse de sentirse bien, tener cosas bonitas o alcanzar la grandeza. Significa que tenemos que desprendernos de la idea del resultado exacto y entregarnos al proceso. Desprenderse de la necesidad de que las cosas salgan exactamente de una manera determinada.

«El desapego no consiste en que nada te pertenezca. Sino que nada sea tu dueño». Ali ibn abi Talib

El tipo de desapego al que nos referimos aquí no tiene absolutamente nada que ver con la versión clínica o americanizada de esta palabra, que puede llegar a parecer poco emocional, poco implicada, distante. El significado en el que hay que centrarse es el principio budista del desapego o, tal vez, un término más preciso: el no-apego. No apego: «la determinación de ser libre». Practicar actos sencillos para soltar nuestro aferramiento y control emocional puede suponer una gran diferencia a la hora de mejorar nuestra salud mental y nuestro estado de ánimo. Hay tres formas de viveka (desapego): kaaya-viveka (retirada física), citta-viveka (retirada mental) y upadhi-viveka (retirada de las raíces del sufrimiento). El enfoque aquí es la retirada de las raíces del sufrimiento.

«La raíz del sufrimiento es el apego». Buda

Ríndete al resultado, no a la emoción que quieres sentir. Y confía en que tu poder superior te está apoyando.

Simples cambios para practicar el desapego, o el no apego:

1. Practica ser un observador. Esto significa dar un paso atrás y considerar cómo se vería esto si fuera otra persona la que estuviera experimentando tu situación.

2. Deja de condicionar tu felicidad a factores externos.

3. Reemplaza la verborrea de «necesito» por la de «quiero»

4. Reemplaza la verborrea de «tengo que» por la de «tengo que» o incluso mejor, «tengo la bendición de»

5. Poner el foco en el viaje, no en el resultado.

6. Aceptar que algunas cosas están fuera de nuestro control, y confiar en tu poder superior que todo funcionará como debe, a pesar de todo.

7. Hacer una pausa, respirar y meditar/orar sobre la situación antes de tomar cualquier acción.

La práctica del desapego, o del no-apego, es similar a «lograr» una postura de yoga difícil. Es una práctica. Una vuelta a la esterilla. Una y otra vez. Requiere desarrollar los músculos, paciencia y permitir que la gracia -y el humor- te bañen, cada día. Tampoco se trata de negar o cortar tus emociones. Siempre hay que reconocer las emociones, los sentimientos y abrazarlos sin ninguna expectativa ni necesidad de control. Comienza con las cosas pequeñas y permite que tus músculos de no apego crezcan con cada situación, perspectiva y acción.

«Despréndete de la necesidad de que las cosas funcionen de una manera determinada. El universo es perfecto y no hay fracasos. Date el regalo de desprenderte de tus preocupaciones y confía en que todo está sucediendo perfectamente.» – Anónimo

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