Muchas especies vegetales desarrollan numerosos pelos o tricomas en la capa epidérmica, aunque también se pueden encontrar superficies epidérmicas lisas en muchas plantas. Existe una gran variedad morfológica de tricomas, que se clasifican en dos grandes grupos en cuanto a su función: protectores y glandulares. Ambos surgen de las células epidérmicas. Algunas células epidérmicas se alargan para convertirse en tricomas unicelulares o se dividen para formar tricomas multicelulares. En la figura anterior se observan varios tipos de tricomas protectores, tanto unicelulares como multicelulares, con diferentes formas: papilares (A), alargados (B, C y E). Sin embargo, también pueden ser estrellados, ramificados, etcétera; pueden contener células vivas o muertas, y generalmente tienen cutícula.