En medicina el tratamiento sistémico se refiere a los medicamentos o terapias que potencialmente afectan a todo el cuerpo. El tratamiento local aborda la enfermedad o lesión en un punto específico. El cáncer puede tratarse de ambas maneras.
El tratamiento local (o regional) se realiza cuando el médico conoce o sospecha fuertemente la presencia de cáncer en una parte del cuerpo. Lo ideal es que se realice en una fase temprana de la progresión del cáncer, antes de la metástasis. La cirugía y la radiación son tratamientos locales, al igual que la terapia tópica y la crioterapia, menos utilizadas.
El cáncer es potencialmente una enfermedad sistémica, como la gripe. Muchos cánceres permanecen locales. El sistema inmunitario del cuerpo o la intervención médica impiden que se extiendan ampliamente. Los expertos calculan que el 50% de los cánceres descubiertos (diagnosticados) se extienden tanto que se consideran metastásicos. La cirugía y la radiación son poco prácticas para tratar el cáncer distribuido. La terapia sistémica, que incluye la mayoría de los métodos de administración de quimioterapia, actúa en todo el cuerpo, por lo que es más adecuada para tratar el cáncer diseminado. El agente quimioterapéutico viaja por el torrente sanguíneo (o tal vez por el sistema linfático) a todas las zonas del cuerpo.
Las desventajas son que se necesita más medicamento que el que se utiliza para la terapia regional y que, en consecuencia, los efectos secundarios son más graves. Aparte de la quimioterapia convencional, la terapia hormonal y la quimioterapia dirigida cuentan como terapia sistémica.
Los médicos administran la terapia sistémica con diversos objetivos, entre ellos
- curar el cáncer/provocar una remediación a largo plazo
- Terapia paliativa/reducción de la gravedad de los síntomas
- Terapia neoadyuvante antes de la cirugía/Terapia de inducción antes de la radiación
- Terapia adyuvante después del tratamiento primario
- Para prolongar el tiempo de supervivencia del paciente
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