Desde que la novela navideña de Charles Dickens «Cuento de Navidad» se hizo viral en Londres en 1843, los tacaños han sido etiquetados con el peor epíteto navideño: Scrooge. A pesar de que el cuento de Navidad más famoso de todos los tiempos trata en realidad de un viejo rico y amargado que se da cuenta del error que supone su tacañería, el apellido del personaje sigue siendo un grave insulto, tan grave que los alegres a menudo no se dan cuenta de que el Ebenezer anterior a Cuento de Navidad tenía algunos puntos bastante sólidos.
El Scrooge que conocemos en las primeras páginas de la novela es un guiso de otros villanos de Dickens. Hay una pizca de Fagan de Oliver Twist aquí, una pizca de Miss Havisham allá. Pero al irredento Scrooge de las primeras páginas del libro no se le da la oportunidad de ser divertido o simpático como esos personajes. Se deja claro que este tipo apesta. Se anima a los lectores (y a los espectadores) a no simpatizar con Scrooge, aunque deberían hacerlo. ¿Por qué? No porque sea un acaparador solitario, sino porque fue lo suficientemente previsor como para ver los verdaderos fantasmas del futuro de la Navidad: el gasto excesivo, el consumismo y el sentimentalismo grotesco. Scrooge tenía algunas opiniones de mierda sobre los derechos de los trabajadores, pero no estaba totalmente equivocado sobre la Navidad.
¿Quieres pruebas? No busques más que el texto original, que está lleno de joyas que los padres de hoy deberían tratar como máximas. Scrooge lo consigue.
Cuento de Navidad de 1938 con Reginald Owen como Scrooge y Leo G. Carroll como Marley. (MGM)
«¿Qué es para ti la época navideña sino un tiempo para pagar facturas sin dinero?»
La presión social durante las fiestas lleva a las familias a endeudarse. Es decir, muchas familias de clase baja y media pagan sus facturas sin dinero. Cada año, millones de personas gastan más de la cuenta, hacen un mal presupuesto y acaban debiendo mucho a las compañías de tarjetas de crédito. El fantasma de Marley llevaba las cadenas que forjó en vida como fantasma. Las familias llevan en enero las cadenas que forjaron en diciembre. Todo esto es muy tonto. Mejor tener una Navidad magra que un año nuevo hambriento.
Patrick Stewart como Scrooge en ‘Un cuento de Navidad’ (1999)
«A un hombre le basta con entender su negocio y no interferir en el de los demás.»
La gente se mete en tus asuntos durante las fiestas. Y hay una tonelada de presión del mundo exterior para comportarse de cierta manera durante las fiestas. No es que la Navidad sea un matón, pero si simplemente no te gusta la Navidad, te tachan de Scrooge. En el contexto de Cuento de Navidad, Scrooge es antifilantrópico, lo cual es lamentable. Dicho esto, no se equivoca al decir que no se le debe molestar para que se comporte de cierta manera si no le importa mucho la festividad.
Alastair Sim como Scrooge en la película de 1951 ‘Scrooge’ (Renown Pictures)
«No puedo permitirme hacer feliz a la gente ociosa.»
Esto es cuestionable. Se trata de un clásico goteo económico, «reina del bienestar», que avergüenza a los pobres. Sin embargo, hay algo de sabiduría si se deja de lado la grotesca falta de responsabilidad social. Dado que la conciliación de la vida laboral y familiar es tan difícil y los miembros de la familia son tan molestos, es difícil dedicar un montón de energía y tiempo a personas y cosas que no te devuelven nada. En realidad, no le debes nada a nadie en Navidad por el mero hecho de serlo, sobre todo a las personas que en última instancia no te importan y a las que tú no les importas. Your obligations should be to yourself and the family you choose to protect, not everyone in the world.
Bill Murray in ‘Scrooged’ (1988, Paramount Pictures.)
«Keep Christmas in your own way and let me keep it in mine!»
If people don’t want got to a party or do Secret Santa in the office, leave them alone. And if you’ve got a drunk grandparent that’s going to come over and ruin your own personal Christmas celebration, it’s probably okay not to invite them. Christmas time is not a time to invade people’s privacy, regardless of what commercials or greeting cards tell you.
Michael Caine as Scrooge (Disney)
«A poor excuse to pick a man’s pocket every 25th of December!»
Esta es una de las frases más famosas pronunciadas por Scrooge, en parte porque se pretende que veamos lo desfasado que suena al decirla. Está siendo un auténtico imbécil con respecto a la caridad, pero quizás también hay algo de sabiduría en ello. La caridad es buena, pero no todas las organizaciones benéficas son especialmente eficaces o están bien gestionadas. Muchas pagan en exceso a los asesores y al personal y hacen poco por provocar el cambio. Hay mucho de malo en ser codicioso y nada de malo en ser selectivo con las causas e interrogar las peticiones de las organizaciones filantrópicas. Parte de la generosidad debe ser la prudencia. A veces, la gente lo olvida y se centra en el gesto de dar en lugar de en el resultado real. Es importante adoptar un enfoque práctico (idealmente, sin ser un maldito tacaño al respecto).