Clave abdominal

Amilasa y lipasa séricas: Estos valores pueden estar elevados en el entorno de la pancreatitis, las lesiones quísticas pancreáticas y las neoplasias pancreáticas. Los niveles de amilasa y lipasa también pueden aumentar en ausencia de enfermedad pancreática en el contexto de insuficiencia renal, lesión intestinal o isquemia gastrointestinal. No obstante, una lipasa sérica superior a tres veces el límite superior de la normalidad es un criterio diagnóstico fiable de pancreatitis aguda en el entorno clínico adecuado. En pacientes con pancreatitis crónica, los niveles normales de amilasa y lipasa no excluyen un brote de pancreatitis aguda. Pueden observarse elevaciones persistentes pero leves en la pancreatitis crónica.

Grasa fecal: Los niveles elevados de grasa fecal implican un elemento de malabsorción de grasas, típicamente por insuficiencia pancreática exocrina. Esto puede comprobarse de forma cualitativa como una prueba de heces única. Una recogida cuantitativa cronometrada de 72 horas puede utilizarse como prueba de cribado o de confirmación. El nivel superior de normalidad es una medición de >7 g de grasa por período de 24 horas.

Elastasa-1 fecal y quimotripsina: La prueba de la elastasa-1 fecal se utiliza para medir la concentración de la enzima elastasa-3B en las heces, un zimógeno que es secretado por el páncreas. Los niveles en las heces de <200 µg/g de heces sugieren insuficiencia pancreática exocrina.

Ca 19-9 en suero: El CA 19-9 tiene una utilidad limitada como prueba de cribado y se emplea más eficazmente como prueba de vigilancia para la recurrencia de la enfermedad en aquellos pacientes en los que los niveles son altos antes del tratamiento. El CA 19-9 sérico carece de especificidad para el diagnóstico del cáncer de páncreas y puede estar elevado en una variedad de cánceres no pancreáticos, incluyendo el cáncer de colon, el hepatoma y el cáncer gástrico, así como en estados de enfermedad no cancerosos, incluyendo la pancreatitis aguda y crónica, la coledocolitiasis con o sin colangitis, la cirrosis hepática y la obstrucción biliar de cualquier causa.5 La presencia de hiperbilirrubinemia es particularmente confusa en la interpretación de los niveles elevados de CA 19-9 sérico. En un estudio retrospectivo, el CA 19-9 sérico estaba elevado en el 61% (25 de 61) de los sujetos que finalmente resultaron tener ictericia obstructiva por causas benignas.6 El mismo estudio demostró que la normalización o la caída significativa de los niveles de CA 19-9 (a menos de 90 U/mL) después del drenaje biliar era altamente sugestiva de una etiología benigna. Es posible que los ensayos alternativos para el CA 19-9 puedan mejorar la especificidad en el futuro7 , pero en la actualidad este marcador debe considerarse información complementaria en el entorno particular en el que se identifica la dilatación ductal pancreática, ya que un nivel marcadamente alto (>1000 U/mL) abogaría por una etiología maligna. Para un análisis detallado de la utilidad y las limitaciones del CA 19-9 en la evaluación de pacientes con sospecha de cáncer de páncreas, se remite al lector a dos revisiones exhaustivas sobre el tema.8,9

Antígeno carcinoembrionario líquido (CEA): La aspiración con aguja fina (AAF) con medición del nivel de CEA en líquido se ha utilizado para ayudar a orientar el diagnóstico de las lesiones pancreáticas quísticas (incluidas las neoplasias quísticas mucinosas y las neoplasias mucinosas papilares intraductales) al proporcionar información complementaria a los datos clínicos y de imagen. Dado que las lesiones quísticas mucinosas segregan niveles elevados de CEA, a diferencia de los cistadenomas serosos, se cree que los niveles elevados de CEA sugieren una mayor probabilidad de neoplasia mucinosa. Los estudios han demostrado que los niveles de CEA en líquido >200 ng/mL son altamente sensibles y específicos para las lesiones quísticas mucinosas, pero no pueden diferenciar definitivamente entre lesiones benignas y malignas.10 El diagnóstico de la neoplasia mucinosa papilar intraductal (IPMN) en un paciente con un conducto pancreático dilatado aislado se realiza normalmente utilizando los resultados de las imágenes en combinación con la historia clínica, aunque se ha descrito el uso del nivel de CEA fluido obtenido mediante EUS-FNA así como la pancreatografía retrógrada endoscópica (ERP).11-13

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