Un estudio de dos grandes poblaciones de hombres y mujeres suecos sugiere que una ingesta considerable de leche se asoció con un mayor riesgo de muerte y con un mayor riesgo de fracturas en las mujeres (pero no en los hombres). Las asociaciones parecían ser más fuertes en las mujeres que en los hombres. El estudio, publicado en el British Medical Journal, realizó un seguimiento de 106.000 hombres y mujeres suecos durante 23 años. Los investigadores añadieron que debemos ser cautelosos a la hora de interpretar los resultados debido a la naturaleza del estudio, que no puede probar la causalidad.
Los investigadores sospechan que la lactosa que se encuentra en la leche es la fuente del problema porque otros productos lácteos fermentados, como el yogur, la crema agria, el suero de leche y el queso, no produjeron el mismo resultado. Un subproducto de la digestión de la lactosa se llama D-galactosa. Este subproducto puede aumentar el estrés oxidativo, que se ha relacionado con el envejecimiento, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer en los animales. A medida que las personas envejecen, su capacidad natural para equilibrar el estrés oxidativo se reduce, agravando el desequilibrio. En un subgrupo de participantes en ambos estudios encontraron que la ingesta de leche estaba positivamente asociada con el 8-iso-PGF2α (un marcador de estrés oxidativo en la orina) en ambos sexos, y con la interleucina 6 en suero (un marcador de inflamación sistémica) en los hombres.
Qué puedes hacer
Debido a que existen retos inherentes a la atribución de causa y efecto basados en un estudio observacional, debemos ser cautos en la interpretación de los resultados. Además, los mayores efectos se observaron en los individuos que bebían más de 3 vasos de leche al día, con poco o ningún efecto en la mayoría de los criterios de valoración en los que bebían sólo 1-2 vasos de leche al día. Por otro lado, el análisis parece sólido y el mecanismo plausible.
Los resultados del estudio se aplican sólo a los adultos mayores -de más de 45 años-. Para los niños, la leche sigue siendo una gran fuente de calcio durante los años de formación de los huesos.
Los adultos necesitan entre 1.000 y 1.200 mg de calcio al día: