La palabra anarquía tiene una etimología muy precisa, ya que significa sin gobierno. Se utiliza en dos sentidos claramente diferenciados: en el contexto cotidiano y en un sentido de doctrina política.
Decimos que hay una situación de anarquía cuando hay un desorden evidente en relación con la organización de algo. Cualquier actividad humana requiere de cierta planificación previa para su posterior ejecución. Si por cualquier circunstancia existe una situación de caos y descontrol, esta realidad podrá ser considerada como una anarquía. En esta acepción se utiliza de manera despectiva y como algo peyorativo, ya que algo caótico no es deseable.
La anarquía como doctrina política
El anarquismo es una doctrina filosófica y política que surgió en el siglo XlX en Europa como respuesta a la explotación laboral a la que estaban sometidos los trabajadores (jornadas de más de 10 horas, sin derechos sociales, trabajo infantil, etc).
El movimiento anarquista es contemporáneo al marxismo y, de hecho, ambas doctrinas tienen elementos en común. Comparten el rechazo de la situación de los trabajadores, aspiran a un cambio profundo en la sociedad y sus planteamientos tienen un sentido revolucionario y utópico. Otro elemento en común es el concepto de comunismo, puesto que las dos doctrinas consideran que la propiedad de los bienes debe ser colectiva y la propiedad privada tiene que abolirse. A pesar de las semejanzas, hay notables diferencias. El anarquismo se opone a cualquier forma de estado y de gobierno y defiende la autogestión, es decir, son los propios trabajadores quienes deben organizarse para tomar las riendas de la economía y de sus propias vidas. El anarquismo no acepta la idea de uno o varios partidos políticos o la dictadura del proletariado propia del comunismo marxista, ya que entiende que el poder no puede estar en manos de ningún grupo concreto.
Los ideales anarquistas no se han aplicado en ningún país, aunque ha habido momentos excepcionales donde sí se concretaron una serie de propuestas del colectivo anarquista (durante un periodo la guerra civil española en algunas zonas se abolió el dinero, se compartieron los bienes y la tierra tuvo una dimensión comunitaria).
El pensamiento anarquista históricamente ha tenido dos caras opuestas. Por una parte, se ha defendido la libertad individual, la abolición de la prostitución, del dinero y de cualquier forma de explotación. El lado oscuro de este movimiento ha sido el terrorismo y la violencia, dos instrumentos utilizados para acabar con el orden social establecido, que consideraban injusto y opresor.
El anarquismo no es un conjunto de ideas del pasado, pues sus valores forman parte del ecologismo, de las cooperativas de trabajadores o de algunos movimientos sociales alternativos. La anarquía como ideal político es un anhelo de libertad para el individuo y para el conjunto de la sociedad.