Hablar del estilo Mod de los 60 implica recordar quién era Edie Sedgwick. La mujer que hizo de los leotardos negros y los aretes de candelabro su propio sello de autenticidad. Fascinó a Andy Warhol quien la convirtió en su «reina», enamoró a Bob Dylan hasta volverse parte esencial de sus letras y ultimadamente consiguió embeber a la revista Vogue con su estilo único y desglamurizado. Pero lo que resultaba mesmerizante de esta «it girl» de la década, fue también factor de su propia perdición.
Hoy en día tenemos a una Lindsay Lohan, a una Amy Winehouse o a una Kate Moss. Hace 50 años el mundo de la moda, el arte y el cine tenía a Edie Sedgwick. La niña de una familia rica que no sobrevivió a un universo de desamores, locuras y excesos en el que ella misma se encerró tratando de escapar, presuntamente, de los recuerdos de su propio pasado familiar.
Habiendo crecido bajo el estricto mando de su padre, «Fuzzy» -un hombre que jamás logró conciliar las relaciones con sus hijos- la infancia de Edie está marcada por el abuso, el narcisismo y la manipulación. Los expertos en su historia estipulan este momento de su vida como crucial para la persona que llegó a convertirse. Al igual que la muerte de sus dos hermanos Minty y Bobby. Ambos fallecidos de manera trágica y ambos muertos a muy joven edad.
Aunque a Andy Warhol se le señala como el culpable de haber orillado a Edie Sedgwick a un mundo de adicciones y locura mental, lo cierto es que la nacida en California ya había pasado un tiempo en el hospital psiquiátrico previo siquiera a conocer al pintor. La culpa la tuvo un desorden alimenticio que sufrió de joven. En 1962, Edie fue ingresada al centro de rehabilitación Silver Hill diagnosticada con anorexia y pesando poco más de 40 kilos. Prácticamente nada para una adolescente de 19 años.
A Chuck Wein le debe el haber conocido a Andy Warhol. El dandy de Cambridge y en ese tiempo representante de una Edie que poco a poco se iba convirtiendo en socialité de la escena neoyorkina, los presentó en el departamento de Lester Persky (productor de teatro). El genio del arte pop y la en ese entonces novata Sedgwick hicieron click inmediato. El estilo de Edie llamó la atención de Warhol al instante. Leggins negras, vestidos cortos, pestañas postizas, joyas vintage y (dependiendo de su mood) descalza o no, fueron el statement que nació de Edie; de Andy Warhol ella adoptó el pelo: un pixie corto pintado de color plateado. No era raro verlos a ambos utilizando el mismo overol a rayas.
La experta en celebridades Stephen Jones describe su look como: «Sedgwick era casual no elegante, activa no pasiva, lentes oscuros no vestidos largos. Su look era una mezcla de dulce y amargo; una cara angelical distorcionada por un pelo decolorado y maquillaje que la desfiguraba. Pudimos haberla llamada la primera punk.» Su estilo fue capturado continuamente por la cámara de Warhol, lanzándola al estrellato social e impulsando leyendas urbanas como el famoso «jamás se quita el maquillaje, únicamente aumenta capa sobre capa encima de lo ya pintado.»
Luego de haber realizado varias cintas como musa de Warhol -entre ellas ‘Kitchen’, ‘Vynil’ y ‘Poor little rich girl’- y de convertirse en un personaje icónico en The Factory (como era llamado el estudio de Andy Warhol), Edie Sedgwick abandonó al artista para no volverlo a ver nunca más. Algunos dicen que fue la influencia de Bob Dylan la que la llevó a tomar esta decisión, otros dicen que fue por culpa de una discusión en la que Warhol, de manera cruel, le anunció que Dylan se había casado en secreto, sabiendo que ella estaba enamorada de él.
La socialité, que para ese entonces ya había sido portada de Vogue, cerró una faceta de su vida alejándose de Warhol, pero lamentablemente para ella, no de las adicciones. Con Bob Dylan jamás logró tener una relación, dado su matrimonio con Sarah Lawnds (auque se habla mucho de que algunas de sus melodías las escribió pensando en ella), y debido a su caracter errático y problemas con drogas no logró mantener una relación amorosa estable nunca. Incluso el mundo de la moda llegó a darle la espalda. Luego de haberla impulsado como modelo, la misma editora de Vogue, Gloria Schiff la rechazó como personaje de su revista debido a que «era identificada en las columnas de chismes con la escena de las drogas, y en ese entonces había mucha aprehensión en cuanto a las personas que estaban involucradas con dicha escena. A la gente la aterrorizaba.»
Luego de haber sido internada varias veces nuevamente en un centro de rehabilitación, finalmente Edie Sedgwick falleció a los 28 años de edad por una sobredosis en la cama de su propia casa. Su estilo sin embargo la sobrevivió. Su historia inspiró la cinta ‘The Factory Girl’, protagonizada por una de sus más grandes seguidoras, Sienna Miller, y su look al día de hoy continúa siendo remitente de los grandes diseñadores de moda. De hecho, su allure se puede encontrar por todos lados en la colección primavera 2013 de Marc Jacobs. Mod, rayas marineras, pelos rubios casi plateados, leotardos bajo faldas y ojos sombreados casi manchados de negro fueron, son y seguirán siendo el legado que Edie Sedgwick logró dejar a la cultura pop pese a su trágico final.
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