El papel neurobiológico de la corteza prefrontal dorsolateral en la recuperación del trauma. Estudio longitudinal de imágenes cerebrales entre los supervivientes del desastre del metro de Corea del Sur

Contexto: Un estudio de neuroimagen longitudinal de múltiples ondas en una cohorte de supervivientes directos de una catástrofe del metro de Corea del Sur, la mayoría de los cuales se recuperaron del trastorno de estrés postraumático 5 años después del trauma, proporcionó una oportunidad única para investigar los correlatos cerebrales de la recuperación de un trauma psicológico grave.

Objetivos: Investigar la movilización cerebral específica de la región durante la recuperación exitosa del trastorno de estrés postraumático mediante la evaluación del grosor cortical en múltiples ocasiones desde el principio después del trauma hasta la recuperación, y examinar si un polimorfismo del gen del factor neurotrófico derivado del cerebro estaba asociado con esta movilización cerebral.

Diseño: Estudio de casos y controles de seguimiento de cinco años realizado entre 2003 y 2007.

Entorno: Universidad Nacional y Hospital de Seúl.

Participantes: Treinta supervivientes de catástrofes psicológicamente traumatizados y 36 miembros del grupo de control emparejados por edad y sexo, reclutados del registro de catástrofes y de la comunidad local, respectivamente, que aportaron 156 imágenes de resonancia magnética cerebral de alta resolución durante 3 oleadas de evaluaciones.

Medidas de resultado principales: El grosor cortical cerebral medido en imágenes de resonancia magnética anatómica de alta resolución utilizando una herramienta validada de análisis del grosor cortical y sus cambios prospectivos desde el momento inicial después del trauma hasta la recuperación en individuos expuestos al trauma y controles.

Resultados: Los individuos expuestos al trauma tenían un mayor grosor cortical prefrontal dorsolateral (DLPFC) 1,42 años después del trauma (DLPFC derecha, 5,4%; corteza frontal superior izquierda, 5,8%; y corteza frontal inferior izquierda, 5,3% ) en relación con los controles. Los espesores se normalizaron gradualmente con el tiempo durante la recuperación. Encontramos una tendencia lineal positiva, con los individuos expuestos al trauma con un genotipo de valina/valina teniendo el mayor grosor cortical de la DLPFC, seguido por aquellos con un genotipo de metionina y los controles (P < .001 para la tendencia). Un mayor grosor del DLPFC se asoció con una mayor reducción de los síntomas del trastorno de estrés postraumático y una mejor recuperación.

Conclusión: La región DLPFC podría desempeñar un papel importante en la recuperación psicológica de un evento gravemente traumático en los seres humanos.

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