El 29 de enero de 2002, en su primer discurso sobre el Estado de la Unión desde los atentados del 11 de septiembre, el presidente George W. Bush describe a Irak, Irán y Corea del Norte como «eje del mal».»
Apenas transcurrido un año de su presidencia y varios meses de una guerra que acabaría convirtiéndose en la más larga de la historia de Estados Unidos, Bush identificó a los tres países como los principales nodos de una amplia y peligrosa red de terroristas y otros malos actores que amenazaban a Estados Unidos. El discurso esbozó la lógica de la «Guerra contra el Terror» de Bush, una serie de compromisos militares que definirían la política exterior de Estados Unidos durante las dos décadas siguientes.
Se atribuye al escritor de discursos de Bush, David Frum, la acuñación del término «eje del mal», que pretendía evocar a las potencias del Eje contra las que Estados Unidos y sus aliados lucharon en la Segunda Guerra Mundial. El gobierno de Bush quería hacer hincapié en la destacada amenaza que suponían estos tres «estados terroristas», argumentando que cada uno de ellos estaba en proceso de construir armas de destrucción masiva y de apoyar a grupos terroristas como Al-Qaeda. El padre de Bush, el ex presidente George H.W. Bush, había invadido Irak en 1990 tras repeler la invasión iraquí del vecino Kuwait, pero dejó a Saddam Hussein en el poder.
Después del 11-S, la administración de George W. Bush esperó menos de un mes antes de invadir Afganistán y deponer al régimen talibán en ese país. No pasó mucho tiempo antes de que Bush dirigiera su atención al «cambio de régimen» en Irak. Aunque no había vínculos directos entre Irak, Irán y Corea del Norte -Irak e Irán, de hecho, eran comúnmente entendidos como enemigos geopolíticos- el concepto de un «eje del mal» unido en su deseo de dañar a los estadounidenses resultó útil para aquellos que defendían una segunda invasión de Irak.
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