En nuestra vida diaria utilizamos palabras para definir comportamientos buenos y malos que caracterizan a los demás. Entre estas palabras encontramos dos muy usuales «Habilidad y destreza», por ejemplo, si una persona es muy buena haciendo deportes solemos decir que tiene mucha destreza o si una persona es buena con los números pensamos que es muy hábil, pero ¿Utilizamos bien el concepto de ambas palabras? ¿Entendemos el significado de cada una y lo que realmente conllevan?
Según el blog Escuela de organización industrial (EOI), la habilidad «es la aptitud innata, talento, destreza o capacidad que ostenta una persona para llevar a cabo y por supuesto con éxito, determinada actividad, trabajo u oficio» y la destreza «reside en la capacidad o habilidad para realizar algún trabajo, primariamente relacionado con trabajos físicos o manuales».
Para entender mejor, podemos decir que las habilidades se observan en: si soy o no una persona organizada, cómo me relaciono con las personas, mi solidaridad, mis anhelos, mis sueños, la madurez con la que me comporto, la forma de encarar mi vida, mi personalidad y mi carácter. Resumiendo un poco, sería todo aquello que fluye en mí de forma natural, aquello que forma parte de mi personalidad. En cambio, la destreza es cuando: descubro en qué tipo de cosas soy buena (talento), la facilidad con la que hago ciertas cosas, cómo soluciono los problemas que se me presentan, mi forma de planificar, etc.
Entonces, tanto la habilidad como la destreza van de la mano, no existe una sin la otra y ambas se complementan en nuestra personalidad formando parte de nosotros, pero a la vez nos hace ser a cada uno diferente del otro y es por esta razón que muchas veces no somos capaces de lograr cosas que otras personas si pueden hacer.
Sabiendo todo esto, es bueno hacer un ejercicio diario de introspección y descubrir en qué somos buenos, cada persona es diferente y única en el mundo, eso significa que todos tenemos distintos tipos de habilidades y podemos llegar a hacer grandes cosas si logramos identificarlas.
Poder reconocerlas y trabajar en ellas nos hará ser más exitosos y felices en la vida.
Además, reconociendo nuestras habilidades podremos descubrir en qué somos buenos, la facilidad, aptitud y rapidez con la que podemos hacer ciertas cosas, y por sobre todo podremos mejorar nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.
¡Es hora que descubras tus habilidades!