La Malinche, Doña Marina, La Chingada. No importa el nombre que se utilice, no hay duda de que es una de las intérpretes más influyentes de la historia.
Doña Marina, que llegó a ser conocida en México como La Malinche, nació como hija de un cacique durante el dominio de los aztecas a principios del siglo XVI. Como hija de un cacique, se la consideraba parte de la clase noble y se le permitía asistir a la escuela. No se sabe mucho más sobre sus primeros años, salvo que su padre murió y ella fue vendida como esclava (no se sabe si fue vendida por su familia o secuestrada y luego vendida), y finalmente acabó en manos de Hernán Cortés y los españoles durante su conquista de los aztecas.
Tampoco se sabe cómo se enteró Cortés de las habilidades lingüísticas de Malinche, pero a las pocas semanas de ser vendida a él ya había empezado a interpretar. En una de las primeras incidencias documentadas de interpretación por relevos, La Malinche y un sacerdote español llamado Gerónimo Aguilar trabajaron en equipo para interpretar para Cortés transfiriendo el náhuatl (la lengua azteca) a la lengua maya chontol al español.
Continuaron con esta práctica hasta que La Malinche pudo aprender español e interpretar directamente del náhuatl al español para Cortés. Bernal Díaz del Castillo, testigo presencial de la habilidad de Malinche como intérprete, declaró que «Sin la ayuda de Doña Marina, no habríamos entendido la lengua de Nueva España y México.»
Se podría argumentar que sin que Doña Marina le sirviera de intérprete y le permitiera comunicarse con los indios, es posible que Cortés no hubiera podido derrotar a los aztecas, o al menos, no con tanta facilidad.
La Malinche fue la madre del primer hijo de Cortés, al que se considera uno de los primeros mestizos (persona de ascendencia mixta europea e indígena americana). Varios relatos indican que La Malinche también fue responsable de frustrar más de un plan azteca para atacar a Cortés y al ejército español. Sus diversas funciones como intérprete, amante de Cortés e informante, llevaron a que los mexicanos modernos la etiquetaran como «La Chingada».
La Chingada puede traducirse como «la jodida». Los mexicanos a veces se refieren a sí mismos como «Hijos de La Chingada», o literalmente, como los hijos bastardos de la unión sexual entre Cortés y La Malinche. Uno puede ver los complicados aspectos de la contribución de La Malinche a la identidad mexicana, que fue explorada de manera más famosa por el premio Nobel, Octavio Paz.
Entendiblemente, muchos mexicanos consideran a La Malinche como una traidora. Su papel como intérprete se ha visto a menudo empañado por esta percepción. Se ha convertido en la encarnación del famoso dicho «Traduttore, traidore»
Pintura de Antonio Ruíz El sueño de la Malinche : Óleo sobre lienzo, 11 7/8 x 15 3/4″. Galería de Arte Mexicano, Ciudad de México, 1939 por cortesía de Women in World History de la Universidad George Mason.