La necesidad diaria

La crisis nuclear de Japón ha inducido, comprensiblemente, el pánico por las fugas de radiación y el peligro potencial que suponen para la salud humana. El gobierno japonés ha interrumpido los envíos de alimentos de leche y espinacas contaminadas, y se ha encontrado radiación en el agua del mar cerca de la planta de Fukushima. Aunque las autoridades sanitarias han subrayado que gran parte de esta radiación supone un peligro mínimo para la salud humana, la idea de que cualquier radiación provenga de un accidente nuclear es preocupante. Algunos estadounidenses han solicitado píldoras de yoduro de potasio, y los contadores Geiger se han agotado en París.

Las personas absorben con seguridad pequeños niveles de radiación cada día. Las plantas, las rocas e incluso los cuerpos humanos emiten radiación. Pero, ¿cuánta radiación es normal? Randall Munroe, la mente detrás de las brillantes figuras de palo del cómic web XKCD, ha tratado de responder a esa pregunta. Recientemente ha dibujado un gráfico muy útil en el que se comparan los niveles de radiación de actividades comunes como hacerse un escáner médico o tomar un vuelo transcontinental con los de accidentes nucleares a gran escala como los de Three Mile Island o Chernobyl. Aunque Munroe, antiguo robotista de la NASA, se encarga de mencionar que no es un experto en radiación, proporciona una lista abierta de sus fuentes, entre las que se encuentran la Comisión Reguladora Nuclear de los Estados Unidos y el departamento de Ciencia e Ingeniería Nuclear del MIT.

Un sievert, la unidad de medida para una dosis de radiación, provocará una enfermedad si se absorbe de una sola vez, y 8 sieverts provocarán la muerte, incluso con tratamiento. Según el gráfico, una persona media absorbe con seguridad unos 3,65 milisieverts (o 0,00365 sieverts) de radiación al año, a través de actividades sencillas como vivir en un edificio de ladrillo u hormigón (70 microsieverts al año) o dormir junto a otra persona (0,05 microsieverts). Una persona que vive a menos de 80 kilómetros de una central nuclear absorbe 0,09 microsieverts de radiación al año, que es menos que la cantidad que se absorbe al comer un plátano.

Aunque el gráfico no contiene mucha información sobre la radiación que se filtra de la central de Fukushima, sí señala que pasar un día en una ciudad cercana a la central de Fukushima expondrá a una persona a 3,5 microsieverts extra de radiación, algo menos que la de una radiografía dental. Para hacer algunas comparaciones más, una mamografía emitirá unos 3 milisieverts (0,003 sieverts), tres veces más que la dosis máxima de radiación absorbida en el accidente nuclear de Three Mile Island de 1979.

Aunque algunas de estas revelaciones son tranquilizadoras, el gráfico también muestra que cuando las cosas se ponen feas, se ponen muy feas. Pasando sólo 10 minutos junto al núcleo del reactor nuclear de la central de Chernóbil -el lugar de la peor catástrofe nuclear de la historia- una persona habría absorbido 50 sieverts de radiación, casi siete veces más que una dosis mortal.

Por supuesto, aunque una persona puede absorber muchas dosis no letales de radiación sin un efecto perceptible, la absorción general a largo plazo contribuye definitivamente al riesgo de cáncer. Por esa razón, muchas de las preocupaciones sobre la salud de quienes viven cerca del lugar de los accidentes nucleares son totalmente válidas. Pero una rápida comprobación de la realidad sobre los niveles seguros de radiación que absorbemos cada día podría al menos ayudar a algunas personas a ahorrar unos cuantos dólares en un contador Geiger.

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