Está bien documentado en el área de la psicología que cuando alguien tiene una debilidad, o una debilidad percibida, puede llevarle a compensar en otras áreas, ya sea consciente o inconscientemente. Por ejemplo, si sabemos que somos débiles en el área de las matemáticas, podríamos tratar de «compensar» desarrollando habilidades verbales y escritas superiores y volviéndonos particularmente hábiles en esta área. Este sería un ejemplo de compensación consciente. Por el contrario, si nos sentimos inseguros sobre nuestra apariencia y atractivo físico, podríamos «compensar» exhibiendo dinero o conduciendo un coche ostentoso. Esto sería un ejemplo de compensación inconsciente.
El término «compensación» entró por primera vez en el vocabulario de la psicología a principios del siglo XX, cuando Alfred Adler introdujo el término con respecto a los sentimientos de inferioridad, basándose en su propia experiencia como niño débil y enfermizo que sentía la necesidad de compensar sus insuficiencias físicas y contratiempos. Describió la compensación como una respuesta a la sensación de debilidad en algunas áreas; en otras palabras, cuando uno se siente débil en un área particular, «compensa» tratando de ser fuerte en otra. Así, la compensación es una forma de mecanismo de defensa.
Los términos «compensación» y «sobrecompensación» también han entrado en el vocabulario de los profanos. Las personas de la vida cotidiana se preguntan a menudo en voz alta si determinados comportamientos (a menudo percibidos como exagerados o jactanciosos) tienen su origen en las debilidades percibidas en el carácter o las circunstancias de alguien.
Para citar un ejemplo actual de compensación consciente con un resultado positivo, el recientemente fallecido Stephen Hawkins confirmó que sólo cuando se le diagnosticó la enfermedad de la neurona motora (MND) comenzó a trabajar tremendamente en el área de la física. Estos esfuerzos le llevaron finalmente a comprender teorías de un modo que otros aún no habían captado, y se convirtió en un científico de renombre mundial.
Es evidente, pues, que la compensación tiene sus aspectos positivos y puede ser una respuesta saludable a factores de nuestra vida sobre los que podemos tener poco o ningún control.
Sin embargo, la compensación también puede tener aspectos negativos. La sobrecompensación puede llevar a las personas a esforzarse por ser «los mejores», aunque eso signifique dominar y presionar para conseguir el poder, sin importar el coste para los demás que les rodean, mientras que la infracompensación se refiere a personas que se sienten débiles y exigen apoyo y ayuda de los demás, al tiempo que muestran cualidades como el miedo. Algunos investigadores sugieren que comportamientos como las compras compulsivas y la adquisición de bienes materiales pueden ser a menudo un intento de «compensar» las debilidades percibidas en otras áreas de la vida. En este caso, intentar compensar gastando dinero podría acabar teniendo graves repercusiones en nuestras finanzas y en nuestra vida personal.
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