La podemos encontrar, también, en el Antiguo y Nuevo Testamento de la Biblia. Por ejemplo, en Mateo 5:13, Jesús dijo: «Ustedes son la sal de la tierra». Y añadió que si la sal pierde su sabor, no sirve para nada más que para ser pisoteada. Además, la cualidad conservadora de la sal se utiliza aquí para mostrar cómo los discípulos estaban llamados a preservar su sociedad y el mundo que les rodeaba de la decadencia moral.
Los estanques cerca de Maras, Perú, alimentados por un manantial mineral y utilizados para la producción de sal desde la época de los Incas. Autor pululante. CC By 2.0
No debe sorprendernos el valor de la sal ya que: algunas ciudades se formaron y otras se destruyeron en rivalidades económicas, llegando a veces a las guerras.
La importancia de la sal en tiempos de guerra se puede ver a lo largo de la historia. En tiempos de guerra, las economías nacionales se veían presionadas hasta el límite y los suministros de sal solían verse afectados negativamente. Esto hacía que la gente sufriera desnutrición por la falta de sal. Cuando las fuerzas de Napoleón se retiraron de Moscú, muchas de las tropas perdieron la vida como resultado de la deficiencia de sal y, en consecuencia, una baja resistencia a las enfermedades.
De ser una ciudad diminuta, Liverpool se convirtió en uno de los mayores puertos ingleses gracias a la exportación de sal de las salinas locales. En el Mediterráneo, Venecia luchó y venció a Génova en una guerra por la sal. En Gran Bretaña, el sufijo «-wich» en un nombre de lugar significa que alguna vez fue una fuente de sal, como en Sandwich y Norwich.
Sal de roca roja de la mina de sal de Khewra en Pakistán. Autor Hubertl CC BY-SA 4.0
La gran importancia de la sal puede verse todavía hoy en muchas culturas y en el folclore. Algunos países todavía sirven sal y pan a los huéspedes de la casa como bienvenida. El judaísmo recomienda añadir sal al pan para bendecirlo durante el sábado.
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También está la creencia, compartida en gran parte del mundo, de que echar sal en determinados lugares o alrededor de la casa puede alejar a los malos espíritus e incluso a los zombis. Y no hay que olvidar la costumbre de arrojar una pizca de sal sobre el hombro izquierdo para tener buena suerte.
Como dijo una vez Nelson Mandela: «Que haya trabajo, comida, agua y sal para todos».