Los astrónomos han encontrado por fin el borde de la Vía Láctea

Nuestra galaxia es mucho más grande de lo que parece. Un nuevo trabajo descubre que la Vía Láctea se extiende a lo largo de casi 2 millones de años luz, más de 15 veces más ancha que su luminoso disco espiral. La cifra podría conducir a una mejor estimación de lo masiva que es la galaxia y de cuántas otras galaxias la orbitan.

Los astrónomos saben desde hace tiempo que la parte más brillante de la Vía Láctea, el disco de estrellas en forma de tortita que alberga el Sol, tiene unos 120.000 años luz de diámetro (SN: 8/1/19). Más allá de este disco estelar hay un disco de gas. Un vasto halo de materia oscura, presumiblemente lleno de partículas invisibles, envuelve ambos discos y se extiende mucho más allá de ellos (SN: 25/10/16). Pero como el halo oscuro no emite luz, su diámetro es difícil de medir.

Ahora, Alis Deason, astrofísica de la Universidad de Durham (Inglaterra), y sus colegas han utilizado galaxias cercanas para localizar el borde de la Vía Láctea. El diámetro exacto es de 1,9 millones de años luz, más o menos 0,4 millones de años luz, informa el equipo el 21 de febrero en un artículo publicado en arXiv.org.

Para poner ese tamaño en perspectiva, imagine un mapa en el que la distancia entre el sol y la Tierra es de sólo una pulgada. Si el corazón de la Vía Láctea estuviera en el centro de la Tierra, el borde de la galaxia estaría cuatro veces más lejos de lo que realmente está la Luna.

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Para encontrar el borde de la Vía Láctea, el equipo de Deason realizó simulaciones por ordenador de cómo se forman las galaxias gigantes como la Vía Láctea. En particular, los científicos buscaron casos en los que dos galaxias gigantes surgieran una al lado de la otra, como la Vía Láctea y Andrómeda, nuestro vecino gigante más cercano, porque la gravedad de cada galaxia tira de la otra (SN: 5/12/15). Las simulaciones mostraron que justo más allá del borde del halo oscuro de una galaxia gigante, las velocidades de las pequeñas galaxias cercanas caen bruscamente (SN: 3/11/15).

Usando las observaciones de los telescopios existentes, Deason y sus colegas encontraron un descenso similar en las velocidades de las pequeñas galaxias cerca de la Vía Láctea. Esto ocurrió a una distancia de unos 950.000 años luz del centro de la Vía Láctea, marcando el borde de la galaxia, dicen los científicos. El borde está 35 veces más lejos del centro galáctico que el sol.

Aunque la materia oscura constituye la mayor parte de la masa de la Vía Láctea, las simulaciones revelan que también deberían existir estrellas a estas distancias tan lejanas. «Ambas tienen un borde bien definido», dice Deason. «El borde de las estrellas es muy nítido, casi como si las estrellas simplemente se detuvieran en un radio determinado».

En el futuro, los astrónomos pueden afinar la ubicación del borde de la Vía Láctea descubriendo otras galaxias pequeñas cercanas. Los astrónomos también podrían buscar estrellas individuales en el límite, dice Mike Boylan-Kolchin, un astrofísico de la Universidad de Texas en Austin que no participó en el estudio. Las estrellas más lejanas serán muy débiles, pero futuras observaciones deberían ser capaces de encontrarlas.

La medición también debería ayudar a los astrónomos a descifrar otras propiedades galácticas. Por ejemplo, cuanto más grande es la Vía Láctea, más masiva es, y más galaxias debería haber girando a su alrededor, dice Rosemary Wyse, astrónoma de la Universidad Johns Hopkins que no participó en el nuevo trabajo. Hasta ahora, se conocen unos 60 satélites de la Vía Láctea, pero los astrónomos sospechan que hay muchos más por descubrir.

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