No hay muchos cambios aquí, pero como dicen, si no está roto… El mando DualShock 4 de PS4 se asemeja al DualShock existente, añadiendo un panel táctil y los botones Select y Start rediseñados. Sin embargo, Sony ha seguido el ejemplo de Microsoft con los thumbsticks y los gatillos: los thumbsticks tienen ahora una parte superior más adherente, y los gatillos L2 y R2 son cóncavos, para que los dedos se resbalen menos. Ya era hora.
El DualShock 4 incorpora una barra luminosa que sirve para identificar a los jugadores: la consola también será capaz de saber quién está usando qué mando, así que si cambias de asiento en el sofá durante una sesión de juego multijugador, la PS4 reorganizará la disposición de la pantalla dividida.
La Xbox One también puede hacer lo mismo gracias a las maravillas de Kinect y, como se incluirá en cada unidad, todos podrán aprovecharlo desde el principio. El DualShock 4 también cuenta con una toma de auriculares y un altavoz integrado, además de una tecnología de vibración mejorada.
El mando de Xbox One se parece mucho a su predecesor, aunque ahora tiene botones de colores más sutiles. La retroalimentación de la vibración a través de cada uno de los gatillos abre la posibilidad de una inmersión más profunda en el juego, y las sutiles vibraciones nos asustaron e impresionaron durante nuestra demostración en el E3. También tienes un D-pad más sensible, unos joysticks más manejables (pero más pequeños), una ranura extraíble mejor integrada y una sincronización Wi-Fi más eficiente.
En general, salvo algunas quejas menores, ambos son excelentes y nos quedaríamos con cualquiera de los dos.
Para conocer a fondo ambos mandos, echa un vistazo a nuestro enfrentamiento entre el mando de Xbox One y el de PS4.