La memoria es, a veces, una fuente de problemas. Schacter ha clasificado las transgresiones de la memoria en siete «pecados» fundamentales: transitoriedad, despiste, bloqueo, mala atribución, sugestionabilidad, sesgo y persistencia. Este artículo se centra en un pecado de la memoria, la atribución errónea, que está implicada en el reconocimiento falso o ilusorio de episodios que nunca ocurrieron. Presentamos datos de estudios cognitivos, neuropsicológicos y de neuroimagen que iluminan aspectos de la mala atribución y el falso reconocimiento. En primer lugar, analizamos la investigación cognitiva que examina los posibles mecanismos de atribución errónea asociados al falso reconocimiento. También consideramos las formas en que se puede reducir o evitar el falso reconocimiento, centrándonos en particular en el papel de la información distintiva. A continuación, nos centramos en la investigación neuropsicológica relativa a los pacientes con amnesia y enfermedad de Alzheimer, que revela las condiciones en las que estos pacientes son menos susceptibles al falso reconocimiento que los controles sanos, proporcionando así pistas sobre los mecanismos cerebrales que impulsan el falso reconocimiento. A continuación, consideramos los estudios de neuroimagen relacionados con los correlatos neuronales del reconocimiento verdadero y falso, examinando cuándo las dos formas de reconocimiento pueden y no pueden distinguirse sobre la base de la actividad cerebral. Por último, argumentamos que aunque la atribución errónea y otros pecados de la memoria son molestos e incluso peligrosos, también pueden verse como subproductos de las características adaptativas de la memoria.