El sudor puede sentirse (y oler) un poco asqueroso a veces, pero juega un papel fundamental para ayudar a su cuerpo a mantener su temperatura adecuada. Sin embargo, ciertas personas sudan más que otras, y la sudoración excesiva puede ser una indicación de una condición de salud subyacente.
Tu cuerpo siempre está sudando, incluso si no lo notas. Cuando el sudor se evapora, enfría el cuerpo, disipando el calor generado por su metabolismo. Las gotas de sudor visibles sólo aparecen en la piel cuando la producción de sudor supera el ritmo de evaporación, algo que suele ocurrir cuando hace calor y hay humedad, durante los períodos de ejercicio o como respuesta al estrés. Sudar en exceso en estas condiciones no es infrecuente y no suele ser indicativo de un problema de salud.
Sin embargo, algunas personas que experimentan una sudoración excesiva padecen una enfermedad conocida como hiperhidrosis, que les hace transpirar más de lo necesario para regular la temperatura corporal. La hiperhidrosis puede ser generalizada -afectando a todo el cuerpo- o puede estar localizada en partes concretas del cuerpo.
La hiperhidrosis generalizada suele ser un síntoma de una condición de salud subyacente, incluyendo trastornos metabólicos (como el hipertiroidismo), diabetes, infecciones o tumores linfáticos. La sudoración excesiva también puede ser consecuencia del abuso o la abstinencia de alcohol, o estar provocada por ciertos medicamentos, especialmente los antidepresivos. También se sabe que los cambios hormonales provocados por la menopausia, así como la ansiedad, causan hiperhidrosis generalizada.
La hiperhidrosis localizada, en cambio, no suele ser un síntoma de otras afecciones y se cree que tiene su origen en pequeñas disfunciones del sistema nervioso. También llamada hiperhidrosis focal primaria, esta afección -que suele aparecer en las palmas de las manos, las axilas o las plantas de los pies- también se cree que es hereditaria.
La hiperhidrosis focal primaria está estrechamente relacionada con la ansiedad y suele manifestarse en la infancia o en los primeros años de la vida adulta. While the condition does not typically cause serious health complications, it can have detrimental effects on the emotional and psychological well-being of those who have it.
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