Porfiria eritropoyética congénita (PEC)

La porfiria eritropoyética congénita (PEC) es un trastorno metabólico hereditario muy poco frecuente que resulta de la función deficiente de la enzima uroporfirinógeno lll cosintasa (UROS), la cuarta enzima de la vía biosintética del hemo. Debido a la función deficiente de esta enzima, se acumulan cantidades excesivas de determinadas porfirinas, especialmente en la médula ósea, el plasma, los glóbulos rojos, la orina, los dientes y los huesos. El principal síntoma de este trastorno es la hipersensibilidad de la piel a la luz solar y a algunos tipos de luz artificial, como las luces fluorescentes (fotosensibilidad). Tras la exposición a la luz, las porfirinas fotoactivadas de la piel provocan bullas (ampollas) y los sacos llenos de líquido se rompen, y las lesiones suelen infectarse. Estas lesiones infectadas pueden provocar cicatrices, pérdida de hueso y deformidades. Las manos, los brazos y la cara son las zonas más afectadas. La PEC se hereda como un trastorno genético autosómico recesivo. Normalmente, no hay antecedentes familiares de la enfermedad. Ninguno de los padres tiene síntomas de la PEC, pero cada uno es portador de un gen defectuoso que puede transmitir a sus hijos. Los hijos afectados tienen dos copias del gen defectuoso, una heredada de cada progenitor. La PEC es un trastorno genético muy raro que afecta a hombres y mujeres por igual. Se han registrado más de 200 casos en todo el mundo.

Esta enfermedad es extremadamente rara y es autosómica recesiva. Se han identificado varias mutaciones en el gen de esta enzima en diferentes familias. Como es característico de las Porfirias eritropoyéticas, los síntomas comienzan durante la infancia. A veces la PEC se reconoce como causa de anemia en un feto antes del nacimiento. En casos menos graves, los síntomas pueden comenzar durante la vida adulta. Las porfirinas aumentan notablemente en la médula ósea, los glóbulos rojos, el plasma, la orina y las heces. Las porfirinas también se depositan en los dientes y los huesos.

Sinónimos de Porfiria Eritropoyética Congénita

  • PEC
  • Enfermedad de Gunther
  • Deficiencia de la sintasa de europorfirinógeno III
  • Deficiencia de UROS

Causa

Las mutaciones en el gen UROS causan la PEC. Los síntomas de la PEC se desarrollan debido a los niveles excesivos de las porfirinas específicas que se acumulan en los tejidos del cuerpo como resultado de la función marcadamente alterada de la enzima UROS durante la biosíntesis del hemo.

La Porfiria Eritropoyética Congénita se hereda como una condición genética autosómica recesiva. Los trastornos genéticos recesivos se producen cuando un individuo hereda dos copias de un gen anormal para el mismo rasgo, una de cada padre. Si un individuo recibe un gen normal y un gen para la enfermedad, la persona será portadora de la enfermedad, y normalmente no mostrará síntomas. El riesgo de que dos padres portadores transmitan el gen defectuoso y tengan un hijo afectado es del 25% en cada embarazo. El riesgo de tener un hijo portador como los padres es del 50% en cada embarazo. La probabilidad de que un niño reciba genes normales de ambos padres y sea genéticamente normal para ese rasgo concreto es del 25%. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres.

El diagnóstico genético prenatal y preimplantacional está disponible para embarazos posteriores en familias con PEC.

Signos y síntomas

Los síntomas suelen comenzar en la infancia o en la niñez y el diagnóstico en la mayoría de los pacientes se sugiere por el color rojizo de la orina que mancha los pañales. La fotosensibilidad de la piel puede ser extrema y puede provocar ampollas, cicatrices graves y un mayor crecimiento del vello. Las bacterias pueden infectar la piel dañada. Los rasgos faciales y los dedos pueden perderse por el daño fototóxico, así como por la infección. Los glóbulos rojos tienen una vida más corta y a menudo se produce anemia. La síntesis del hemo y la hemoglobina aumentan para compensar la menor supervivencia de los glóbulos rojos.

El síntoma más común de la PEC es la hipersensibilidad de la piel a la luz solar y a algunos tipos de luz artificial (fotosensibilidad), con la aparición de ampollas en la piel tras la exposición. Las personas afectadas también pueden presentar acumulaciones anormales de líquido corporal bajo las zonas afectadas (edema) y/o enrojecimiento o inflamación persistentes de la piel (eritema). Las zonas afectadas de la piel pueden desarrollar lesiones en forma de saco (vesículas o bullas), cicatrizar y/o decolorarse (hiperpigmentación) si la exposición a la luz solar es prolongada. Estas zonas afectadas de la piel pueden volverse anormalmente gruesas. Además, en algunos casos, los individuos afectados también pueden presentar malformaciones en los dedos y las uñas. La gravedad y el grado de fotosensibilidad difieren en función de la gravedad de las lesiones genéticas del paciente, que se correlacionan con la actividad enzimática deficiente. En la gran mayoría de los casos, la fotosensibilidad se observa desde el nacimiento; sin embargo, en algunos casos, puede no aparecer hasta la infancia, la adolescencia o la edad adulta. Los pacientes también presentan dientes de color marrón (eritrodoncia), que son fluorescentes bajo la luz ultravioleta.

En los casos más graves, otros síntomas pueden incluir un nivel bajo de glóbulos rojos (anemia), agrandamiento del bazo y aumento del crecimiento del pelo (hipertricosis). La anemia puede ser grave y estos pacientes requieren transfusiones periódicas para aumentar rápidamente la cantidad de glóbulos rojos y hierro en la sangre. En los pacientes gravemente afectados, la anemia puede estar presente en el feto. También pueden producirse problemas oculares, como cicatrices en la córnea, inflamación ocular e infecciones.

Diagnóstico

El diagnóstico de la PEC puede sospecharse cuando se observa una orina de color rojizo al nacer o más tarde en la vida. Este hallazgo, o la aparición de ampollas en la piel al exponerse al sol o a la luz, debe llevar a una evaluación clínica exhaustiva y a pruebas de laboratorio especializadas. El diagnóstico puede realizarse mediante el análisis de la orina para detectar niveles elevados de porfirinas específicas. La confirmación del diagnóstico se realiza midiendo la actividad de la enzima específica (UROS) y/o identificando la(s) lesión(es) específica(s) en el gen UROS que es/son responsable(s) de la enzima alterada.

Tratamiento

Evitar la luz solar es esencial para prevenir las lesiones cutáneas en individuos con PEC. Se recomienda encarecidamente el uso de protectores solares tópicos, ropa protectora, mangas largas, sombreros, guantes y gafas de sol. Los individuos con PEC se beneficiarán del tintado de ventanas o del uso de vinilos o películas para cubrir las ventanas de su coche o casa. Antes de tintar o sombrear las ventanas del coche, los individuos afectados deben consultar con el Registro de Vehículos de Motor local para asegurarse de que tales medidas no violan ningún código local.

Además de la protección de la luz solar, la anemia debe ser tratada, si está presente. Las transfusiones crónicas han sido útiles para disminuir la producción en la médula ósea de las porfirinas fototóxicas. Cuando tiene éxito, el trasplante de médula ósea ha curado a pacientes con PEC, pero se acompaña de riesgos específicos de complicaciones y fallecimiento.

Las transfusiones de sangre y la extirpación del bazo son tratamientos que pueden reducir la producción de porfirinas por parte de la médula ósea. El carbón activado administrado por vía oral es a veces eficaz. El trasplante de células madre y la terapia génica también pueden ser opciones en el futuro.

Se recomienda la derivación a un centro experto en porfiria para obtener un diagnóstico, atención y asesoramiento genético expertos.

Terapias de investigación

La información sobre los ensayos clínicos actuales se publica en Internet en www.clinicaltrials.gov. Todos los estudios que reciben financiación del Gobierno de los Estados Unidos, y algunos apoyados por la industria privada, se publican en este sitio web gubernamental.

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