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Nombre del bourbon: Rock Hill Farms Single Barrel
Proof: 100
Edad: NAS (sin declaración de edad)
Año: 2013
Cómo lo bebí: Limpio
Mi nariz lo notó: Dulce, especiado, ligeramente astringente. Algo de cuero y un toque de malvavisco tostado al final.
Primer sorbo: No es tan dulce como la nariz implicaba; chocolate negro y tabaco. Seco.
El ardor: En mi primer sorbo no tuve mucho ardor, sin embargo, después de unos segundos noté un ligero ardor viajando a la inversa, desde mi pecho hasta mi garganta, donde se mantuvo hasta mi segundo sorbo. Me hace pensar que este sería un buen bourbon para el clima frío.
Disfruta, salpica o rocía: Añadir un chorrito de agua le quitó la astringencia en la nariz y sacó aromas de vainilla y pastel de frutas, pero diluyó los sabores un poco demasiado para mi disfrute, y mató el ardor. Yo digo que se mantenga puro.
Compartir con: amigos en una noche fría, ya que la quemadura les ayudará a mantener el calor, y los bebedores de whisky que son nuevos en el bourbon, ya que la sequedad y las notas de sabor más oscuro me recuerdan a un buen Single Malt, pero sin la turba.
Merece la pena el precio: Es un cara o cruz. I don’t regret paying what I did (close to $50), but at that price I will likely recommend other bourbons ahead of it.
Bottle, Bar or Bust: Also a tossup. Personally, I say bar. Rock Hill Farms is a good bourbon, but at nearly $50 there are other bourbons in that price range I enjoy more.
Rock Hill Farms Single Barrel is a good bourbon; it just isn’t $50 of good to me – at that price it should be great. I enjoyed drinking it, however, I get the same flavor profile from Elmer T. Lee Single Barrel, but at nearly half the price.
About the Author
Jonathan Jones
Being from Louisiana, food and booze aren’t just pastimes, they’re a way of life. Jonathan se considera un tardío en el mundo de las libaciones, ya que no tomó su primer trago hasta los 25 años, pero ha pasado gran parte de su tiempo desde entonces tratando de ponerse al día. Desde 2011 ha trabajado en la venta de alcohol al por menor, y más recientemente se ha lanzado de cabeza al mundo culinario. Cuando no está trabajando, Jonathan disfruta cocinando y sentándose en el porche con buenos amigos, un buen whisky y un buen cigarro.