Después de múltiples retrasos, el Challenger despegó de Cabo Cañaveral, Florida, poco antes del mediodía del 28 de enero de 1986. Setenta y tres segundos después, en directo por televisión, el transbordador explotó repentinamente a unos 46.000 pies de altura, matando a los siete miembros de la tripulación. McNair tenía sólo 35 años.
Una comisión presidencial determinó que la explosión fue causada por el fallo de una junta tórica de goma en uno de los cohetes impulsores sólidos del Challenger, lo que permitió que los gases calientes se filtraran en el tanque de combustible de hidrógeno. La esposa de McNair consiguió posteriormente un acuerdo contra el fabricante de la junta, Morton Thiokol.
Esposa y familia
McNair se casó con Cheryl Moore, natural de Queens, Nueva York, en 1976. Tuvieron dos hijos: el hijo Reginald, nacido en 1982, y la hija Joy, nacida en 1984.
Tras la muerte de su marido, Cheryl se unió a otros familiares supervivientes de la tripulación para formar el Centro Challenger para la Educación en Ciencias Espaciales, siendo su directora fundadora.
Organizaciones y honores
McNair fue miembro de varias organizaciones durante su carrera profesional, incluyendo la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, la Sociedad Americana de Física y el Consejo de Administración de la Escuela de Ciencias y Matemáticas de Carolina del Norte.
Entre sus muchos honores, fue nombrado Científico Nacional Distinguido por la Sociedad Nacional de Ingenieros Profesionales Negros en 1979 y recibió el Premio Amigo de la Libertad 1981. También obtuvo doctorados honoríficos de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, del Morris College y de la Universidad de Carolina del Sur.
En 2004, McNair y el resto de los miembros de la tripulación del Challenger fueron honrados póstumamente con la Medalla de Honor Espacial del Congreso por el presidente George W. Bush.
Legado
El legado de McNair perdura a través de las diversas iniciativas y programas educativos que llevan su nombre. Fundada en 1996, la Fundación de Alfabetización Científica Educativa Dr. Ronald E. McNair (DREME) anima a los estudiantes desde el jardín de infancia hasta la universidad en áreas de aprendizaje STEM. Además, el Programa de Logros de Posgrado Ronald E. McNair del Departamento de Educación de Estados Unidos concede becas a estudiantes prometedores de entornos desfavorecidos.
Los logros de McNair también influyeron en las siguientes generaciones de afroamericanos que aprendieron a soñar en grande. Entre sus admiradores se encuentra el astrofísico Neil deGrasse Tyson, otro intelecto de renombre mundial que encontró la plenitud a través de los deportes de contacto como luchador en el instituto.
«Un astronauta que también era cinturón negro de karate sirvió como una especie de afirmación de que una afición atlética no tiene por qué interferir con las actividades académicas», dijo Tyson al New York Daily News.
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