Ruptura espontánea de cristal

Ruptura espontánea de cristal

Puede que haya oído hablar de la rotura espontánea de cristal, pero no es tan espontánea como cree.

Este tipo de rotura se produce cuando el cristal templado o endurecido parece agrietarse o romperse sin motivo. Pero siempre hay razones, y una de las más comunes es el resultado de pequeños daños durante la instalación que pueden ser invisibles a simple vista.

Tal vez no notó pequeñas mellas, astillas u otros defectos cuando su vidrio fue instalado originalmente, pero estaban allí y ya lo han debilitado. Pueden pasar horas, días, semanas o incluso meses para que estos pequeños daños provoquen una rotura espontánea.

Otra causa común de rotura espontánea es atar el producto con demasiada fuerza dentro de un marco. Un error como éste provoca tensiones, sobre todo porque el vidrio se expande y se contrae con las estaciones, dependiendo de la temperatura.

Aunque parezca sólido, el vidrio es en realidad poroso y propenso a crecer y encogerse. Si la unión es demasiado estrecha, la presión puede ser excesiva de repente, o puede romperse debido a la presión constante a lo largo del tiempo.

¡Sea más espontáneo!

El vidrio también puede tener defectos internos, como inclusiones de sulfuro de níquel. Estas también son invisibles a simple vista, y por eso debe recurrir a un distribuidor de confianza que utilice sólo los mejores productos en su instalación.

El estrés térmico también puede romper el vidrio, y los cristales demasiado finos para resistir la presión del viento también pueden provocar una rotura espontánea. Si adquiere su producto de una fuente fiable y lo instala correctamente, puede reducir drásticamente las probabilidades de rotura espontánea. Sin embargo, la instalación es la más complicada de controlar.

El traslado y la instalación de los vidrios ofrece muchas oportunidades para que se produzcan mellas, astillas y otros descuidos accidentales. A veces, los tornillos y los clavos pueden instalarse con demasiada fuerza o en un ángulo incorrecto. Con el tiempo, el vidrio se desplazará y esos concentradores de tensión pueden doblarse bajo presión.

Desde dentro hacia fuera

La mayoría de los vidrios de hoy en día se apoyan en bloques elásticos que dejan espacio para la expansión. Las juntas que intervienen están diseñadas para amortiguar el viento. Sin embargo, si tiene muy poco espacio o no tiene suficiente amortiguación, puede producirse la rotura.

Con las piedras de sulfuro de níquel, diminutas virutas de acero/níquel pueden deslizarse dentro del vidrio, gracias a las máquinas de acero inoxidable que se utilizan en el proceso de fabricación, y crear tensiones intensas. Si la tensión es más fuerte que el cristal, éste se romperá. El signo revelador de este tipo de rotura está en el patrón resultante en forma de ocho.

La mayoría de los vidrios sellados y aislantes se rompen por el estrés térmico. Los revestimientos, que son reflectantes, pueden hacer que el exterior se sobrecaliente. Puede que no se rompa inmediatamente, pero esa tensión se queda para siempre y se acumula con el tiempo.

Si su cristal se rompe, deje que los profesionales se ocupen de las reparaciones y sustituciones. Llame a Murray Glass hoy mismo para asegurarse de que su cristal es seguro y no supone un peligro.

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