Objetivo: Revisar los resultados a largo plazo y la satisfacción de los pacientes tras la cirugía de fuga venosa para el tratamiento de la impotencia causada por un fallo de la oclusión venosa pasiva.
Pacientes y métodos: Veintisiete pacientes (edad media de 56 años, rango de 26 a 63) con insuficiencia eréctil debida a fuga venosa, diagnosticada mediante Doppler color (CDI) y farmacocavernosometría y cavernosografía, fueron sometidos a cirugía de fuga venosa. En todos los casos se extirpó y ligó la vena dorsal profunda del pene junto con cualquier otra vena accesoria grande. Los pacientes fueron revisados en consultas externas a los 3 meses y se les pidió que completaran un cuestionario 1 año después de la cirugía.
Resultados: Tres meses después de la cirugía, 19 de 27 pacientes (70%) habían podido reanudar las relaciones sexuales, 17 (63%) tenían erecciones espontáneas y dos (7%) requerían papaverina/prostaglandina E1. Un año después de la intervención, 14 de 22 pacientes pudieron lograr erecciones suficientes para mantener relaciones sexuales, aunque cuatro de ellos necesitaron autoinyectarse papaverina. No hubo complicaciones graves, y cuando se les preguntó si volverían a someterse a la operación, 13 de 20 dijeron que lo harían.
Conclusiones: Concluimos que la cirugía de fuga venosa es una modalidad de tratamiento útil en pacientes con fuga venosa pura comprobada por farmacocavernosometría y/o cavernosografía, y en los que se ha excluido la impotencia arteriogénica mediante CDI. A menudo se trata de pacientes desesperados que prefieren aceptar el riesgo de que este procedimiento relativamente menor pueda fracasar en lugar de someterse a una cirugía de implante en primera instancia o utilizar un dispositivo de vacío. Sin embargo, el consentimiento bien informado es esencial.