Es fácil trazar la línea en la arena, rodear los vagones y esconderse detrás del uniforme. Hay individuos que disparan a los policías y no respetan la placa. Aunque algunos de ellos se han alejado de las normas de una sociedad civilizada, es por ellos que el resto debe ser protegido por nosotros. La gente buena, honesta y trabajadora no merece menos que lo mejor de nosotros.
Estamos aquí para todos. Los ciudadanos dependen de nosotros para que los protejamos de cualquier daño, para que mantengamos a raya a los delincuentes, para que apaguemos sus incendios, para que los rescatemos de los restos humeantes en los que a veces se encuentran y para que los defendamos de las personas que intentan hacerles daño. Están los protegidos y los protectores. Nosotros somos los protectores. Ellos podrían haber sido los protectores -no tenemos derechos exclusivos sobre el compromiso del coraje y el valor-, pero eligen depender de nosotros para su protección, al igual que nosotros dependemos de ellos para mantener nuestra sociedad como un lugar próspero y positivo.