«Sweet Heat» Mexican Hot Chocolate Brownies, and How a Little Spice Can Be The Best Thing

A veces un poco de calor puede ser justo el boleto para hacer las cosas… interesantes.

En la comida, las especias suben el volumen de la experiencia de comer, llenando al que participa de un suave calor que parece irradiar, despertando los sentidos, haciendo que se agudicen y sean más capaces de recibir una experiencia de tipo culinario en todo su esplendor.

Especies como la canela y la cayena tienen una nota terrosa y muy primaria, y cuando se espolvorean en algo dulce o salado, crean una cualidad única y misteriosa que simplemente no se puede ignorar.

Francamente, a menudo dejan a uno con ganas de más.

Mientras que un exceso de especias puede resultar abrumador para el paladar, la cantidad justa despierta la curiosidad y crea el deseo de probar más de lo que se ofrece.

Estimula e incita a intentar discernir los sutiles matices de lo que se presenta.

Y lo mismo ocurre con esas maravillosas y encantadoras «especias» del tipo emocional y espiritual que existen entre los seres humanos, ya que nos despiertan los unos a los otros y crean un poco de «calor dulce» -el buen tipo de fricción- que nos atrae a los demás y nos hace querer entendernos mejor, y de manera más íntima.

Aunque mi marido y yo somos realmente dos guisantes en una vaina, y los mejores amigos el uno del otro, ciertamente tenemos nuestras ocasionales peleas acaloradas, o, digamos, momentos que están salpicados generosamente con algo de «picante».

Hay veces que vamos de un lado a otro sobre algo durante bastante tiempo, enfocándolo desde este ángulo y luego desde aquel otro en nuestra separación, hasta que finalmente el calor de ese picante empieza a impregnar cada una de nuestras almas, acercándonos irresistiblemente la una a la otra en lugar de alejarnos.

Entonces, y sólo entonces, nos encontramos en un territorio auténtico donde reside la verdad en lugar de la defensiva, y donde la autopreservación se disuelve en el sentimiento genuino, la honestidad y la claridad.

Y gracias a esto, no ha habido ni una sola vez en la que no hayamos salido de un desacuerdo mejor e incluso más unidos como pareja de lo que estábamos antes de tener la riña.

Pero es sólo porque primero hay una voluntad de probar el picante, y no alejarse de él, temiéndolo.

See, there’s something quite magical about spice that draws people in, somehow causing us to want to connect and let go of our differences.

The sweet heat that emanates from spice intoxicates, in a way, and somehow enlivens us to what is happening around us.

And yet, it mysteriously warms and soothes at the same time.

Yes, sometimes a touch of spice is exactly what we need to taste on our tongues in order to create some sweet heat that will bring us out of any apathy that may be present.

All we need do is revel in the little sprinklings of it, find the nuances in it, and allow it to work its invigorating magic on us in every way.

Taste what’s good and pass it on.

Ingrid

«Sweet Heat» Mexican Hot Chocolate Brownies
by Ingrid Beer

Yield: Makes 18 rich and super fudgy brownies

Ingredients:

– 1 taza de harina para todo uso
– ¼ de taza de cacao en polvo
– 1 ¾ de cucharadita de canela molida
– ½ cucharadita de sal
– ¼ de cucharadita de pimienta de cayena (puedes usar 1/8 de cucharadita para un poco menos de «calor», si no estás seguro)
– 1 taza de mantequilla sin sal
– 12 onzas de chips de chocolate agridulce (yo uso chips de cacao al 60% de la marca Ghirardelli)
– 1 ¼ taza de azúcar granulada
– ½ taza azúcar moreno envasado
– 1 cucharadita de café espresso instantáneo en grano (yo uso la marca Medaglia D’Oro)
– 4 huevos a temperatura ambiente
– 2 cucharaditas de extracto de vainilla pura
– ¼ de cucharadita de ralladura de naranja

Preparación:
-Precaliente su horno a 350°, y forre una fuente de vidrio para hornear de 11 x 7 x 1 ½» con suficiente papel de aluminio para que haya un ligero voladizo (para facilitar la extracción), y rocíe ligeramente con aceite en aerosol; coloque la fuente para hornear preparada en una bandeja para hornear forrada con pergamino. (También se puede utilizar un molde de 9 x 13; sólo hay que saber que los brownies serán ligeramente más finos, y habrá que ajustar el tiempo de horneado a unos 25-35 minutos.)

Tamice la harina, el cacao en polvo, la canela, la sal y la pimienta de cayena, y reserve estos ingredientes secos.

Colocar la mantequilla y el chocolate en un cuenco de cristal de tamaño pequeño o mediano, y colocar el cuenco sobre una olla con agua hirviendo muy suavemente (método de la doble caldera); dejar que la mantequilla y el chocolate se derritan juntos, removiendo de vez en cuando para mezclarlos.

Una vez que la mantequilla y el chocolate se hayan derretido, viértalos con cuidado en otro bol grande, raspando hasta el último trozo, y deje que se enfríen ligeramente durante unos 5-10 minutos.

A continuación, añada los dos azúcares, además de los gránulos de café expreso instantáneo, a la mezcla de mantequilla y chocolate derretida, y con un batidor, bátalos suavemente hasta que estén bien mezclados.

Añadir un huevo cada vez a la mezcla, batiendo suavemente hasta que se incorpore; añadir la vainilla y la ralladura de naranja, y batirlos.

A continuación, añadir los ingredientes secos a la mezcla, y batir suavemente hasta que se incorporen, teniendo cuidado de no mezclar demasiado.

Verter la masa en el molde preparado y hornear durante unos 55 minutos, o hasta que al insertar un palillo éste salga bastante limpio (no es lo mismo hacer la «prueba del palillo» en los brownies fudgy que en un pastel-puede que aún quede un poco de masa, pero no debería estar demasiado húmeda.)

Deja que se enfríen en la bandeja del horno durante unos 10 minutos y, a continuación, utilizando el papel de aluminio que sobresale, saca los brownies y deja que se enfríen y cuajen por completo (¡lo que puede llevar de 3 a 5 horas!) antes de cortarlos.

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