Modeh Ani: Qué y por qué

Un nuevo día, nuevas batallas. En realidad, una batalla que asume diferentes formas: Yo quiero vs. Yo debo. El primer campo de batalla del día es tu cama, y el primer disparo se produce cuando suena el despertador. El «yo quiero» quiere pulsar el botón de repetición; el «yo debo» está listo para saltar de la cama y enfrentarse a otro día.

Por eso la primera instrucción del Código de la Ley Judía es: «Sé fuerte como un león cuando te levantes por la mañana para servir a tu Creador». Porque si ganas esta batalla, el resto son chuletas de cordero.

Dios eligió devolver tu alma a tu cuerpo y concederte de nuevo el don de la vidaAquí tienes algo de carne para tu cañón en esas incursiones matutinas: Piensa que, cada noche, tu alma asciende al cielo para recargarse. Esta mañana, D’os eligió devolver tu alma a tu cuerpo y concederte una vez más el don de la vida, una señal segura de que queda un pequeño rincón oscuro en este mundo para que vengas a iluminarlo. D’os confía en que estás a la altura de la tarea.

Ahora verbalízalo:

מוֹדֶה אֲנִי לְפָנֶיךָ מֶלֶךְ חַי וְקַיָּם, שֶׁהֶחֱזַרְתָּ בִּי נִשְׁמָתִי בְּחֶמְלָה. רַבָּה אֱמוּנָתֶךָ.

Modeh anee lefanecha melech chai vekayam, she-he-chezarta bee nishmatee b’chemla, raba emunatecha. (Haga clic aquí para ver el audio de una canción de Modeh Ani.)

Te doy gracias, Rey vivo y eterno, porque has restaurado misericordiosamente mi alma dentro de mí; tu fidelidad es grande.

Estas son las primeras palabras que pronunciamos cada mañana -mientras aún estamos acostados en la cama. Nuestros primeros momentos conscientes los dedicamos a agradecer a D’s el regalo de la vida. No importa lo que hayamos hecho ayer o anoche; nada puede empañar esas primeras palabras inocentes que se asientan en nuestra conciencia primigenia.

¿Todavía tienes problemas para arrastrarte fuera de la cama? Utiliza tu imaginación. Imagínese tumbado mientras un rey o un jefe de Estado se encuentra sobre usted, esperando que se ponga las pilas para ejecutar alguna misión crítica.

Pues no es un rey o un presidente. Es el que crea a los reyes, a los presidentes y al mundo entero en cada momento, y a ti también. De nuevo. Hoy.

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