En 1965, Stephanie Kwolek hizo un descubrimiento inesperado que condujo a la creación de fibras sintéticas tan fuertes que ni siquiera las balas de acero podían penetrar en ellas. Durante su análisis de las cadenas de moléculas largas a bajas temperaturas, Kwolek observó cómo las moléculas de poliamida se alineaban para formar soluciones de polímeros cristalinos líquidos de excepcional resistencia y rigidez. Ese descubrimiento dio paso a la invención por parte de Kwolek de fibras industriales que hoy protegen y salvan miles de vidas. La más notable es Kevlar®, un material resistente al calor que es cinco veces más fuerte que el acero, pero más ligero que la fibra de vidrio. En la actualidad, Kevlar® se utiliza en cientos de productos, como chalecos antibalas, naves espaciales, cascos, raquetas de tenis, neumáticos y guantes de protección.
Nacida en New Kensington, Pensilvania, Kwolek desarrolló su amor por los tejidos y la costura gracias a su madre, que era ama de casa. También le interesaba mucho la enseñanza, la química y, sobre todo, la medicina. Tras licenciarse en química en el Margaret Morrison Carnegie College en 1946, Kwolek solicitó un puesto de química en la empresa DuPont, aunque seguía pensando en estudiar medicina.
Aficionada a la investigación de polímeros en DuPont, abandonó sus planes de estudiar medicina para convertirse en química de por vida. Kwolek se especializó en el desarrollo de procesos a baja temperatura para encontrar fibras sintéticas a base de petróleo de increíble resistencia y rigidez. Asignada a la búsqueda de la siguiente generación de fibras que pudieran soportar condiciones extremas, el trabajo de Kwolek consistía en preparar productos intermedios, sintetizar poliamidas aromáticas de alto peso molecular, disolver las poliamidas en disolventes e hilar estas soluciones hasta convertirlas en fibras.
Inesperadamente, descubrió que, en determinadas condiciones, un gran número de moléculas de poliamida se alinean en paralelo para formar soluciones cristalinas líquidas turbias. La mayoría de los investigadores habrían rechazado la solución porque era fluida y turbia en lugar de viscosa y clara. Pero Kwolek se arriesgó y convirtió la solución en fibras más fuertes y rígidas de lo que nunca se había creado. Este avance abrió las posibilidades de una gran cantidad de nuevos productos resistentes a desgarros, balas, temperaturas extremas y otras condiciones.
Stephanie Kwolek dirigió la investigación de polímeros en el Laboratorio de Pioneros de DuPont hasta su jubilación en 1986. Ha recibido muchos premios por sus logros, entre ellos el ingreso en el Salón de la Fama de los Inventores Nacionales en 1994, la Medalla Nacional de Tecnología (1999) y la Medalla Perkin, todos ellos honores poco frecuentes para las mujeres. Ha servido de mentora para otras mujeres científicas y ha participado en programas que introducen a los niños pequeños en la ciencia.